miércoles, 14 de abril de 2010

Una vida desesperante

(Efesios 1:7-8 LBLA) En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento



Un joven desesperado intentó quitarse la vida, pero fué impedido a tiempo. Luego de estar a salvo el dijo: «Mi vida no tiene sentido. No hay nadie que se preocupe por mí. Nadie tiene tiempo para mí, nadie me ama. Mi vida no vale nada, puedo acabar con ella».