sábado, 17 de abril de 2010

La mano maestra

(Isaías 64:8 LBLA) Mas ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.
(Efesios 2:10 LBLA) Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Nuestro pecado fue el que desfiguró el rostro y el cuerpo de Jesús, la Palabra dice en:

(Isaías 53:4 LBLA) "Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido."



El fue en gran manera afligido y azotado, hasta la muerte. Nosotros pensábamos que después de la muerte ya no existe la solución. El cuerpo desangrado, marcado por los latigazos, inerte, sin vida, yacía en una tumba, donde parecía que todo había terminado. Muchos decían: «Ya no se puede esperar nada de Jesús, él murió». Pero algo estaba por suceder, algo que muchos, no esperaban, aunque en su momento escucharon por boca de Jesús. Era la resurrección, el poder del Espíritu de Dios, levantó a Jesús de la muerte, y demostró la victoria sobre el pecado y la muerte.
El mismo poder que Jesús levantó de la muerte actúa en aquel que se ha arrepentido y entregado a Jesús. La mano maestra a traido la sanidad, el perdón, la paz, el amor, la esperanza, etc. sobre nuestra vida. Entrégate en sus manos hoy y dale tu vida a Cristo, para que el trabaje, como lo hace el alfarero que da forma al barro, y no lo deja hasta hacer una obra maestra en tu vida.
(Gálatas 4:19 LBLA) Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros,

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