domingo, 14 de marzo de 2010

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy


¡¡Gracias a Dios por la provisión y el sustento que nos dá cada día!!. Dios hace que la tierra sea fértil y dé el fruto para que el hombre lo recoja. Pero antes de que esto suceda el hombre es el encargado de labrar, sembrar, regar y cuidar de la tierra, para que Dios dé el crecimiento de la semilla hasta que podamos obtener de la más rica variedad de alimentos con los que podemos llevar a la mesa y disfrutar del resultado de nuestro trabajo.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces. Santiago 1:17
¿No es que partas el pan con el hambriento...? Isaías 58:7


Como dice título de este artículo debemos pedir a Dios que nos dé el pan que nos pertenece cada día, esto nos aclara que es una petición diaria que levantamos a Dios de mañana para que en el transcurso de ese día el Señor nos dé las fuerzas necesarias para trabajar hasta obtener del fruto de la tierra. No estoy diciendo de que todo el mundo debe trabajar la tierra como lo hace un agricultor, pero cada uno de nosotros tenemos una tierra que sembrar que es el corazón de los que nos rodean, (compañeros de trabajo , jefes, amigos, familia, etc...), en él sembramos y regamos con la Palabra de Dios, para que Dios dé el crecimiento de vida eterna en cada uno. El crecimiento del fruto es obra de Dios, pero el sembrar y regar nos pertenece a nosotros. Cada día Dios nos dá la oportunidad de salir y sembrar de su Palabra por doquier, no importa el momento, la hora, el lugar, podemos sembrar mientras trabajamos aunque no sea por palabras sino por nuestra actitud al tratar con nuestros compañeros o el jefe de la empresa, haciendo lo que a Dios le agrada el nos dá lo que nosotros deseamos.


El Señor es tan misericordioso y fiel que el dá el sustento también al hombre que no le conoce, porque Dios mismo conoce nuestra necesidad que antes de que nosotros se la pidamos él nos la suple. Tenemos mucho que agradecer al Señor, y por más que hagamos no es suficiente para corresponderle.



Hoy es un día maravilloso para aprovecharlo y proclamar al mundo del amor , la fidelidad, misericordia, el perdón, y tantas cosas buenas que Dios nos dá.

Joven fuí, y he envejecido, y no he visto justo desamparado. Salmo 37:25

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