domingo, 4 de abril de 2010

Nuestra respuesta frente a las pruebas

Deuteronomio 8:16  En el desierto te alimentó con el maná que tus padres no habían conocido, para humillarte y probarte, y para finalmente hacerte bien.


Es fácil olvidarse de Dios cuando las cosas nos van bien, cuando vivimos en épocas de abundancia, con frecuencia nos acreditamos  nuestra prosperidad, y nos volvemos orgullosos del resultado de nuestro intenso trabajo.
Al mantenernos ocupados en la administración y acumulación de riquezas, con suma facilidad echamos a Dios de nuestras vidas.
La cosa cambia cuando viene la prueba y sacude nuestras riquezas perdiendolo todo. Dios permite que vengan tiempos de escasez en nuestra vida, para ver que hacemos, si nos dejamos abatir por el sufrimiento, si machacamos nuestro corazón con los errores del pasado, o buscamos otros recursos que nos haga seguir avanzando hacia la prosperidad. Los momentos difíciles son los momentos en que nosotros reaccionamos, y sacamos el potencial escondido, potencial que encontramos al clamar a Dios y pedirle que nos saque del lazo que el enemigo nos a tendido.


La Palabra de Dios dice en: (Romanos 8:28) "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito." El propósito de Dios es siempre hacernos el bien, si prosperamos es porque Dios lo desea y el nos da las fuerzas y la capacidad de obtener del fruto de la tierra.
Juan 3:27 Respondió Juan y dijo: Un hombre no puede recibir nada si no le es dado del cielo.
 Las pruebas nos hace reflexionar y meditar en que estamos creyendo, si en nuestra capacidad o si nuestra ayuda viene de Dios.

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