martes, 6 de abril de 2010

¿Vivimos para conseguir el mayor éxito o para sufrir lo menos posible?

Miqueas 6:8 El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?
Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.


«¿Se debe vivir para obtener el mayor éxito posible o para sufrir lo menos posible?»


Esta es una pregunta que alguna vez me he planteado. El hombre en su lucha diaria ha tratado de conseguir el mayor éxito posible, con su arduo trabajo y a la vez evitar el sufrimiento a toda costa. Sin duda en éstos últimos tiempos hemos tenidos muchos logros y avances, en la medicina, las comunicaciones, en el transporte, etc, ¿pero realmente el hombre se siente satisfecho por estos logros?.
Hay algo todavía más profundo en nuestras vidas que no se tiene en cuenta y se ha ignorado para lograr aquello por lo que luchamos incansablemente,(aunque parece que el hombre de hoy se está dando cuenta de ello y trata de buscar la solución en fuentes equivocadas), se trata de nuestra alma.
3Juan 1:2 Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.


¿Debemos evitar el sufrimiento a toda costa?. Somos propensos para hacerlo, pero Dios no nos lo pide. El sufrimiento forma parte de esta vida pasajera en la tierra y su Palabra habla de él, porque forma parte de su plan, (aunque el desea siempre nuestro bienestar).
Dios se compadece de todo el que sufre y quiere aliviar su dolor. Dios debe de ser nuestro objetivo y no el bien que podamos recibir de él y ni el sufrimiento que permita en nosotros. Si Dios ha evitado o aliviado el sufrimiento en nosotros, démosle gracias y siempre tratemos de vivir en relación con Él.
Y con respecto a obtener el mayor éxito posible, mire considere lo que dice la Biblia en:
Mateo 6:26 Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?


Si vivimos sólo para el éxito, vivimos como egoístas, desconociendo el amor de Dios y el profundo sentido del testimonio que Cristo nos dejó de él.

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